La magia de la radio volvió a romper fronteras. En Segundos Afuera el aire se fue de Necochea directo a Irak gracias al testimonio de Guillermo De Mezzo, un oyente histórico de la emisora que hoy trabaja en la industria del petróleo y el gas en Medio Oriente.

La charla surgió casi como una curiosidad navideña: cómo se vive la Navidad en lugares del mundo que no solemos asociar con estas fechas. Y de pronto, el dato inesperado: del otro lado de la línea, un argentino escuchando K2… desde Irak.

Guillermo contó que es mendocino de origen, pero vive desde hace años en Quequén, adonde llegó por amor. Su trabajo lo lleva a rotar 28 días en el exterior y 28 días en casa, y actualmente cumple su primera experiencia laboral en Irak, en un enorme yacimiento petrolero.

“Allá te das cuenta de que el mundo es mucho más grande y que Argentina, para muchos, sólo existe por Messi y Maradona”, relató. En el complejo donde trabaja conviven unas 4.000 personas locales y entre 500 y 600 expatriados, y él se jacta de ser el único argentino del lugar.

Lejos de los prejuicios habituales, explicó que la vida cotidiana es muy distinta a la imagen que suele mostrar el cine: fuertes medidas de seguridad, respeto absoluto por la cultura local y un trato humano que lo sorprendió gratamente. “Son muy educados, muy amables, muy religiosos”, detalló.

En cuanto a las costumbres, contó que el islam marca el ritmo diario, con cinco rezos obligatorios por día, incluso durante la jornada laboral. La alimentación es mayormente local, con platos especiados y picantes, aunque admitió entre risas que “del uno al diez, la comida es un seis” y que lo que más extraña es el asado, los alfajores y la yerba mate.

Sobre las fiestas, Guillermo celebró poder pasar Navidad en casa, ya que su compañero de rotación es musulmán y no celebra esas fechas. El contrato en Irak, por ahora, es por dos años, aunque su vínculo con Necochea y con la radio sigue intacto.

“Escuchar la radio es sentirse cerca de casa”, dijo emocionado, mientras mandaba saludos a su familia y amigos. La charla cerró con una promesa: traer algún souvenir iraquí para la radio y un abrazo pendiente cuando vuelva al pago.

Una historia que confirma, una vez más, que la radio sigue siendo ese puente invisible capaz de unir Necochea con el otro lado del mundo.