El Indio Solari volvió a hablar. En una entrevista íntima con Andy Kusnetzoff en Urbana Play, el músico se mostró descarnado, lúcido y profundamente honesto. Desde Luzbola, su espacio creativo en Parque Leloir, repasó su vínculo con Los Redonditos de Ricota, el dolor por el final de la banda, su presente atravesado por el Parkinson y la música inédita que sigue componiendo.
“Esta no es una buena mañana, pero me estoy acostumbrando”, admitió al describir la rutina que le impone la enfermedad. Aun así, dejó claro que la creación sigue siendo su refugio: “Tengo canciones para la cuarta generación de Solaris del futuro porque amo lo que hago”. En su estudio conviven computadoras, archivos y la necesidad vital de componer. “Lo último que hago son las letras. Me interesan las texturas digitales; la melodía me sale fácil”, explicó.
Solari también dejó abierta la puerta a un posible reencuentro con el público, aunque no de forma tradicional: “Puede existir un streaming desde el estudio”. El escenario, confesó, es el lugar donde se sintió más cómodo en su vida, pero hoy no puede pisarlo.
Al hablar de Los Redondos, no eludió viejas heridas. “Viví un duelo con el final de la banda. A Skay se le ocurre decir que uno de nosotros se quiso quedar con la gloria. Semilla no fue, soy yo”, dijo con ironía. Aun así, valoró lo conseguido: “Hicimos canciones muy lindas, una mitología buena”. Y trazó una línea clara respecto al presente: “Cuando me separé de mi coequiper, hice la mejor música”.
Sobre un eventual regreso, fue categórico: “Volver con Los Redondos sería una estafa, como pasa con esos grupos que se peleaban todo el tiempo”. Incluso imaginó un encuentro cara a cara con Skay: “Le desearía suerte. Podemos hacer música por separado”.
En la charla también habló del peso de la popularidad, de los afectos que recibe, de su infancia distante y de la muerte, a la que ya no le teme. “Soy una especie de malentendido de la popularidad”, sostuvo. Y sobre su propio legado fue claro: “No me ha pasado nada más importante que ser el Indio Solari”.
Entre recuerdos, autocrítica y humor negro, volvió a elegir una de sus canciones favoritas de Los Redondos: “Un ángel para tu soledad”. Y reivindicó su presente junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado: “La música que me interesa es la que hacen los Fundamentalistas”.
El mito habló sin escudos. Y, una vez más, dejó claro que su historia, su música y su forma de ver el mundo siguen siendo inimitables.