Call of Duty: Black Ops 7 llegó a las tiendas el pasado viernes y su estreno está lejos de ser el esperado por Activision. En apenas un fin de semana, el título se convirtió en el peor valorado por los usuarios en toda la historia de la franquicia, acumulando un demoledor 1,9 de puntuación media en Metacritic y un contundente 83% de críticas negativas.

El desplome sitúa a Black Ops 7 por debajo de otros episodios muy cuestionados dentro de la saga, como Vanguard (2021), que mantiene un 3,7, o Modern Warfare 3 (2023), que registra un 2,3. Incluso su antecesor inmediato, Black Ops 6, había logrado una recepción notablemente superior con una media de 6,2 por parte de los jugadores.

El descontento se traduce en cientos de reseñas que, aunque recuerdan a un clásico caso de review bombing, señalan problemas recurrentes. Muchos usuarios aseguran que el juego “perdió la identidad de la saga”, mientras que otros apuntan contra el uso de “contenido generado por IA”, una práctica que la propia Activision confirmó en ciertos elementos del título. Las críticas también se centran en una campaña considerada “fuera de lugar” y “decepcionante”, y en un modelo de negocio que varios califican de “depredador”.

Otro de los focos de molestia es la exigencia de conexión permanente, incluso para modos que históricamente podían jugarse sin estar online. A esto se suma un diseño que, según buena parte de la comunidad, penaliza al jugador en solitario y fuerza una experiencia que prioriza la cooperación o el gasto adicional.

En Steam, el panorama no resulta mucho más alentador. Call of Duty: Black Ops 7 mantiene reseñas “variadas”, con apenas un 42% de valoraciones positivas y comentarios que acusan al estudio de estar “desconectado de lo que quiere la comunidad”. La comparación con shooters recientes que sí lograron conquistar al público —como ARC Raiders o Battlefield 6— profundiza la sensación de desgaste en la franquicia.

Mientras Activision evita pronunciarse sobre el revuelo inicial, el futuro inmediato del juego dependerá de actualizaciones, ajustes y la capacidad del estudio para responder a una comunidad cada vez más exigente y vocal.