Tras agotar shows por todo el país y en distintas ciudades del mundo, Fito Páez se prepara para la ceremonia de entrega de los premios Grammy, en la que fue nominado por tercera vez en la categoría Mejor Álbum de Rock o Alternativo.
El 2022 fue un año inolvidable para el rosarino, que ganó premios, publicó discos, llenó estadios y revisitó una de sus producciones más famosas, El amor después del amor, y el 2023 parece no quedarse atrás: el músico sigue recogiendo nominaciones y premios por su más reciente trabajo, Los años salvajes. Hace dos años, Páez alzó su primer gramófono norteamericano por su álbum La conquista del espacio en la misma categoría en la que hoy se encuentra nominado.
La distinción estuvo solamente dos veces en manos de un músico argentino en esta categoría: Páez ya obtuvo una estatuilla por el disco anteriormente mencionado y el otro antecedente fue en 1998, cuando los Fabulosos Cadillacs ganaron el premio por su disco Fabulosos calavera. El próximo domingo 5 de febrero, cuando se lleve a cabo la ceremonia organizada por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de los Estados Unidos en el Crypto.com Arena de la ciudad de Los Ángeles, sabremos si es nuevamente galardonado por su trabajo.
Los años salvajes viene pisando fuerte en las premiaciones: resultó ganador en los Grammy Latinos en 2022 en la categoría Mejor Álbum Pop/Rock y la canción “Lo mejor de nuestras vidas”, parte del mismo trabajo, fue elegida como Mejor Canción de Rock. Como si fuera poco, Páez sumó una tercera estatuilla en aquella 23º edición con el premio a la Mejor Canción Pop/Rock, por su colaboración con Carlos Vives en “Babel”. En total -y hasta ahora- el cantante acumula once galardones “latinos” y un premio madre, en la 63a. edición de los Grammy.
Los años salvajes fue el álbum inicial de la trilogía, que se completó con The Golden Light y Futurología Arlt, un concepto artístico compuesto por tres episodios donde Fito se propuso mantenerse en la vanguardia y explorar nuevos horizontes. El álbum fue grabado junto a reconocidos músicos en los estudios Igloo Music (Burbank, California), EastWest Studios (Hollywood, California) y El Mostro de la Laguna (Lobos, Provincia de Buenos Aires); y contó con la producción del propio Fito Páez, Diego Olivero y Gustavo Borner.